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Presente en cualquier zona templada del planeta, el estramonio se encuentra habitualmente en terrenos baldíos, escombreras, orillas de ríos, establos o estercoleros, esta planta venenosa ha sido utilizada durante siglos por sus cualidades psicoactivas en rituales, ceremonias, medicina casera y elaboración de fármacos.

El origen del estramonio es confuso y discutido, muchos autores defienden que se trata de una planta nativa de América o la India. Otros, sin embargo señalan su origen en zonas cercanas al Mar Caspio. Lo cierto es que hoy en día se puede hallar fácilmente en el norte de África o en Europa, donde se usa incluso en jardinería.  Esta planta, de la familia del floripondio, alcanza el metro y medio de altura, es anual y tiene unas flores blancas en forma de trompeta que en ocasiones tienden al amarillo o al verde. Desprende un olor fuerte y resulta especialmente llamativo su fruto, una cápsula espinosa de tres o cuatro centímetros de longitud.

Las oscuras y dulzonas semillas que alberga esa cápsula son la parte más tóxica de la planta. Una cantidad de cinco o seis gramos de semillas u hoja fresca pueden constituir una dosis letal. La toxicidad de la planta se debe a su contenido en alcaloides tropánicos: hiosciamina, escopolamina y atropina. Estas sustancias, que también se encuentran en otras plantas como la belladona, actúan como estupefacientes.

Se caracterizan por generar, consumido en pequeñas cantidades, reacciones anticolinérgicas que producen delirio por alucinaciones durante horas, pero que en cantidades mayores llega a causar la muerte.

Los principales síntomas son dilatación de la pupila, sequedad de la boca y la piel, mareo, pulso débil, hipertensión, convulsiones, alucinaciones, temblores y, agravándose, parálisis y coma. Es habitual que los efectos del envenenamiento se mantengan durante varios días. El estramonio ostenta el récord mundial de intoxicaciones por plantas venenosas. Incluso la miel fabricada a partir de su polen puede resultar tóxica.

Las aplicaciones medicinales del estramonio son numerosas, pero los venenos que contiene y la difícil aplicación de la dosis han restringido su uso en la medicina natural. El problema reside en que la concentración de las sustancias activas varía mucho de una planta a otra, con lo que es extremadamente difícil medir las cantidades. Por ello, su uso tradicional ha sido casi siempre externo, fundamentalmente como anestesiante local o analgésico. Mediante su uso interno, ayuda a mitigar el asma, los espasmos estomacales o la epilepsia.

Brujas, chamanes y farmacéuticas

Las propiedades mágicas que se le han atribuido tradicionalmente al estramonio han favorecido su utilización en los ámbitos más dispares.

En la antigua Roma, devotas del dios Baco se extasiaban con plantas alucinógenas que algunos autores identifican como estramonio. Junto con la mandrágora o la belladona, el estramonio formaba parte de los brebajes asociados a la brujería durante la Edad Media, y los ungüentos que estas elaboraban para «volar».

De ahí quizá que antes de ser pasadas por la hoguera, las acusadas de brujas, confesaban haber surcado los cielos o bailado con Satanás en lo que más bien había sido, más que probablemente, un viaje psicotrópico.

El estramonio no está incluido en la legislación española -en concreto en el artículo 368 del Código Penal- como sustancia estupefacientes ni psicotrópica, por lo que no cabe la imputación de un delito contra la salud pública.

En este sentido se ha incidido en que no existe jurisprudencia ni en las diferentes audiencias provinciales ni en el Tribunal Supremo sobre el consumo o la distribución de estramonio.

Increible  obviamente no es una droga pues no tiene dependencia  si la tuviera mas alla de la tercera o cuarta vez que la consumiera estaria cuando menos al borde del psiquiatrico, no hay nada mas fuerte en el ambito de las sustancias alucinogenas, el LSD seria un hermano menor pues facilmente deja rastros en la memoria de haberlo consumido, el estramonio no es tan piadoso, no deja rastros, todo recuerdo de la realidad se difumina y la realidad es mucho mas intensa y desquiciada, no deja vestigios en la conciencia ni en la razon de haberlo ingerido, por lo que de no tener un control del yo exaustivo lo que en lenguaje espiritual se denomina ser un guerrero impecable, es complicado no salir malparado de ese viaje.

«El vulgo cree, y las brujas confiesan, que en ciertos días y noches untan un palo y lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello, y a veces llevan amuletos entre el cabello».

Esta cita de un documento del siglo XV recogida por el profesor Antonio Escohotado en su monumental «Historia General de las Drogas» ilustra una de las explicaciones que se han dado el origen histórico de la imagen arquetípica de las brujas volando sobre sus escobas.

De la planta «Datura stramonium» obtenían un ungüento que se aplicaban en los genitales, al parecer impregnando el palo de una escoba que se introducían en la vagina. Así se producían orgasmos y alucinaciones, prácticas que la Inquisición perseguía y castigaba con denuedo.

Era esto habitual en el mundo ruralizado y sin alfabetizar del pasado y a ellos se deben muy probablemente algunas de las denominaciones populares que se ha dado al estramonio, como berenjena del diablo o higuera del infierno.

El estramonio estaba arraigado como afrodisíaco pecaminoso en el folclore más clandestino, folclore que dio lugar a todo un fenómeno social, el de la brujería. La fascinación por lo oculto y por las sustancias naturales que ayudaban a los simples a alterar sus estados de conciencia estaban muy extendidos en una sociedad en la que las penurias marcaban la vida del común.

«La vida de los simples  no está iluminada por el saber y el sentido agudo de las distinciones propios de los hombres sabios . Además, es una vida obsesionada por la enfermedad y la pobreza, y por la ignorancia  A menudo, para muchos de ellos, la adhesión a un grupo herético es solo una manera como cualquier otra de gritar su desesperación».

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Written by HomoSapiens

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