Con toda probabilidad, en 2100 podremos mover objetos con la mente, la inteligencia artificial estará en todas partes, la medicina molecular permitirá cultivar casi cualquier órgano y los rápidos avances en investigación genética harán posible alargar la vida humana de forma espectacular. Pero estas extraordinarias revelaciones son solo la punta del iceberg.
La posibilidad de crear nuevas formas de vida. También se contempla el desarrollo de la economía mundial y nos formulemos algunas preguntas clave: ¿quiénes serán los ganadores y quiénes los perdedores del futuro?, ¿quiénes tendrán empleo y qué países prosperarán? Sin perder de vista los rigurosos principios científicos y examinando la velocidad a la que madurarán ciertas tecnologías, tendremos en ese futuro un recorrido asombroso a través de los próximos cien años de revolución científica.