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Ser es el más general de los términos. Con la palabra «Ser» se intenta abarcar el ámbito de lo real en sentido ontológico general, esto es, la realidad por antonomasia, en su sentido más amplio: «realidad radical».

El Ser es, por lo tanto, un trascendental, aquello que trasciende y rebasa todos los entes sin ser él mismo un ente, es decir, sin que ningún ente, por muy amplio que sea y se presente, lo agote.

Dicho de otro modo: el Ser desborda y supera dialécticamente el mundo de las formas, el mundus asdpectabilis, trasladándose en otro contexto, «más allá del horizonte de las formas», más allá de toda la «morfología cósmica».

En filosofía

Es aún común llamar ser a un sujeto que, en realidad, es un ente. … Según Aristóteles el ser como sustancia, compuesta de materia y forma; las cuales están unidas inseparablemente.

Cuentan los historiadores que, en la prehistoria, el género homo estaba compuesto por varias especies.

Sin embargo, desde que el homo neanderthalensis se extinguió (hecho que, aproximadamente, tuvo lugar 25 mil años atrás) y desapareció de la tierra el homo floresiensis (extinción que aconteció hace cerca de 12 mil años), la única especie que subsiste de este clan es la del homo sapiens.

El hombre es resultado de una evolución de los primates conocidos como hominoideos. Su desarrollo original estuvo en el continente africano y el género después se expandió por el resto del mundo.

Cabe destacar que los seres humanos aparecen entre los animales de características pluricelulares más longevos de la actualidad, llegando a sobrepasar los 100 años de edad en ciertos casos.

Esta circunstancia ha variado con los años ya que, en los primeros siglos de esta era, la expectativa de vida de los seres humanos apenas se acercaba a los 25 años.

Otra particularidad del ser humano es que se trata de la única especie que es consciente de su finitud: es decir, el hombre sabe que, en algún momento, va a morir.

El ser humano también cree en la existencia del alma o entidades semejantes, que trascienden la experiencia corporal.

Se dice a menudo que sólo se puede alcanzar la felicidad a través de un estado de armonía con la naturaleza. Esto se basa en el hecho de que hemos evolucionado en un entorno natural, pero la naturaleza y la selección natural solo se atienen a imperativos aleatorios. A la naturaleza no le importa en absoluto el bienestar del individuo, solo su supervivencia. La clave de la felicidad no se encuentra, por lo tanto, en la naturaleza.

La industria actual de la felicidad deriva sus valores de los códigos religiosos, que siempre atribuyen una razón moral a la infelicidad. Nos dicen que nuestra infelicidad se debe a nuestras propias carencias morales, a nuestro egoísmo y a nuestro materialismo. Abogan por un estado de virtuoso equilibrio psicológico, al que se llega a través de la renuncia, el desapego y el control del deseo. Estas estrategias solo buscan una cura a nuestra incapacidad natural de disfrutar de la vida de forma consistente. Nuestra infelicidad no es culpa nuestra. La culpa la tiene nuestro diseño natural. Está en nuestros genes.

Los defensores de una ruta moralmente virtuosa a la felicidad también condenan los atajos químicos que ofrecen las drogas psicotrópicas. George Bernard Shaw dijo: «No tenemos más derecho a consumir felicidad sin producirla que a consumir riqueza sin producirla». Aparentemente hace falta ganarse el bienestar psicológico con esfuerzo, lo que prueba que no es un estado natural. Los habitantes de la novela de Aldous Huxley Un mundo feliz viven felices con la ayuda del soma, una droga que los mantiene dóciles y contentos. En su novela, Huxley da a entender que un ser humano libre debe inevitablemente sentirse atormentado por emociones difíciles.

La infelicidad que te hace humano

Nuestras emociones son mixtas e impuras, desordenadas, enredadas y, a veces, contradictorias. Ciertos estudios han mostrado que las emociones y los afectos positivos y negativos pueden coexistir en el cerebro y ser relativamente independientes el uno del otro. Este modelo muestra que el hemisferio derecho procesa sobre todo las emociones negativas, mientras que las positivas son procesadas por el lado izquierdo.

Negar la existencia de la felicidad puede parecer un mensaje negativo, pero el consuelo reside en saber que las emociones negativas no representan un fracaso personal. La tristeza intermitente no es un defecto que exija una reparación urgente, como pregonan los gurús de la felicidad. Al contrario, esa tristeza es lo que te hace humano.

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Written by HomoSapiens

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