Lo decía Groucho Marx:
La felicidad está hecha de pequeñas cosas, un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…
Tenemos dos vidas, la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una.
Haz una pregunta seras idiota un segundo no la hagas y seras idiota toda tu vida. Los tópicos deben de ser frutos rancios del pasado y eso me da pocas esperanzas de que algo vaya a cambiar.
Que bonitas han sido estas fiestas, que bonito ha sido el ver un mundo de justicia donde los restaurantes estaban repletos de comensales, que dicha sobre todo al mirar por la ventana y ver lo privilegiados que somos, enardeciendo la justicia del tanto tienes tanto vales.
Estamos seguros de que si no pueden sentarse a nuestra mesa es porque no se lo merecen, no están capacitados, son efectos colaterales que hay que asumir para nuestra desdicha.
A veces pienso en ellos como si fueran un caballo que después de llevarnos durante años se rompe una pata y lo sacrificamos para que no sufra más, de tanto caminar sus huesos no tienen el poder de curar.
Son huesos débiles y ante la fractura nuestro sentimiento de humanidad y justicia no nos dejan más remedio que eliminar totalmente a la bestia.
Es más económico y seguro para ellos el que seamos nosotros con el diezmo de nuestra ganancia, que alimentemos a unos cuantos resignados en servicio de nuestra seguridad, que no compartir nuestro maravilloso menú entre todas esas personas que no son dignas de tales manjares y que por falta de costumbre la indigestión estaría prácticamente asegurada.
Por favor, donde estaría el placer de la comida si todos pudieran comer.
Donde estaría el placer de vivir si no los asesináramos.
Primero como medida de precaución contra el hambre y si insisten en sobrevivir les podemos sugerir alguna enfermedad.
Mi tesoro
El mineral es caro, extraerlo, procesarlo, manufacturar una bala es un proceso solo al alcance de la inteligencia, hace unos días ajusticiaron a un hombre con anestésico para animales porque se les había acabado el que utilizan para humanos…
Señor que cruz es que no damos abasto para erradicar el mal, el mal que posee a todos aquellos fuera de nuestro restaurante, el frio y el hambre los convierte en malvados y no están a la altura de compartir nuestra mesa.
En estos momentos después de intentar sin éxito implementar el arcaico slogan de hacer el amor y no la guerra , encuentro que es más humano y por consiguiente más coherente con el amor profesado hacia nuestros semejantes esta guerra subliminal que se está librando, para erradicar a esos desdichados.
Ya hace tiempo que se busca el cómo convertir el plomo en oro y como medida de ahorro preventivo ante un posible éxito en su transformación es más útil por el momento el guardarlo y con suerte el próximo año podemos bañar nuestro menú por completo en el preciado metal y no reservarlo solamente para los postres.
Midas el sueño de la humanidad
Gracias a la justicia de nuestro señor, hemos podido llegar a superar el sueño de Midas que convertía en oro lo que tocaba, hemos trabajado mucho desde aquellos tiempos para lograrlo y ya nos lo comemos y llegando a la meta más alta que la humanidad ha soñado alcanzar, poder cagar oro.
Si señores se caga lo que se come y merecemos cagar oro, somos así de generosos porque de paso le damos la oportunidad a esos desdichados que pasan hambre y frio por su incompetencia y maldad en rebuscar en nuestro divino excremento y tras un arduo trabajo de selección conseguir alimentar a sus hijos, futuros miserables que reemplazaran a sus padres, que como medida compasiva han sido enviados a los sótanos del cielo.
Por si no lo sabían la última noticia es que en el cielo también hay estratos, no podríamos después de tanto tiempo de preocuparnos para que fuesen rápidamente salvados y así dejar de sufrir, lo que ellos llamaban vida, que no era más que frio y hambre.
Motivados por la urgencia de su salvación y después de tanto esfuerzo, para no compartir la mesa, la muerte se antoja redención, pero bueno es mejor el sótano del cielo que el sótano de la tierra, que como tal tiene nombre propio, se llama infierno.
Y dijo Dios, un poco antes de que os vayáis a morir (lo bueno de morir de hambre es que la fecha se puede determinar) avisarme y así voy haciendo ejercicios para poder echar una lagrima.